Estaba allí cuando ocurrió. En el momento en que escuchamos disparos, supe de inmediato que algo estaba terriblemente mal. La gente a nuestro alrededor comenzó a gritar que estaban disparando, y simplemente empezamos a correr. Todos nos movíamos muy rápido, pero había mucha gente empujando desde atrás. Fue caótico.
Recuerdo sentir a la gente chocando contra mí, incluso pisándome los pies. En un momento, alguien agarró a mi hijo, que estaba detrás de mí, para tirar de él. No tuvimos tiempo de pensar en nada más que en correr lo más rápido posible.
Había muchos turistas, tal vez entre 4,000 y 5,000 personas, y muchos de ellos con niños pequeños. Estaba muy concurrido, y no sabíamos qué pasaba detrás de nosotros porque intentábamos llegar a la salida. No miramos atrás. Lo único que nos importaba era salir a salvo.
Cuando me lesioné, fueron mi esposo y mi hijo quienes me ayudaron. Me lastimé la pierna, pero no vi a nadie recibir un disparo. Escuché a alguien hablando sobre su hermano que había muerto, y fue desgarrador. Había otras personas llorando, tratando de encontrar a sus familias, pero nadie tenía tiempo para detenerse. Todos estaban enfocados en salir con vida.
Lo más aterrador fue no saber si lograríamos salir a tiempo. Estuvo muy cerca; si no hubiéramos salido cuando lo hicimos, quizás no estaríamos aquí hoy.
Estábamos saliendo del lugar que habíamos visitado, Pahalgam. Habíamos dado un paseo a caballo y explorado la zona. Nos dirigíamos a la salida cuando comenzaron los disparos. No pudimos ver de dónde venían los tiros porque estábamos a unos 20 pies de distancia, pero el pánico a nuestro alrededor era intenso. La salida era estrecha, de solo 4 pies de ancho, y la gente empujaba para pasar.
No vi a nadie disparando, pero el sonido de los disparos era aterrador. Duró al menos 10 o 15 minutos. Todo el tiempo, la gente gritaba y lloraba, pero nadie se detuvo a buscar a otros. Era cada uno por su cuenta.
En cuanto a mi lesión, mi pierna se fracturó en dos lugares. No nos detuvimos a descansar, aunque tenía dolor. Mi hijo y mi esposo me ayudaron a bajar la montaña a pesar de mi lesión, y simplemente seguimos adelante. Nuestro único objetivo era salir.
Se sintió como una pesadilla. No sabíamos si lo lograríamos, pero afortunadamente, lo hicimos. Ahora, cuando miro atrás, es difícil creer que realmente sobrevivimos. El pánico, la confusión, todo fue abrumador. Pero salimos, y estoy muy agradecida por eso.